Analizando las Elecciones catalanas de 2012

A estas alturas de la película no creo que nadie se extrañe si decimos que no vivimos en una democracia al uso sino en una oligarquía[1], bastante autoritaria por cierto, cuyo funcionamiento se basa en el sistema de gobierno representativo que es oligárquico por naturaleza. Escasez democrática que aún se acentúa cuando se trucan las reglas adecuadamente para que los oligarcas puedan perpetuarse en el poder con más facilidad. Aviso para los neófitos que se acerquen por aquí, tener elecciones no es sinónimo de democracia. En realidad, para saber si vivimos en una democracia basta hacerse una pregunta bien simple. ¿El poder está en manos del pueblo o de unos pocos poderosos y privilegiados? Respuesta obvia. Nos torean, y lo malo es que lo sabemos pero apenas hacemos nada mientras nos autoconvencemos de que vivimos en democracia. Aunque vamos aprendiendo.

Hemos empezado así, para dejar claro que aspiramos a algo más que a simples mejoras cosméticas del sistema. Aspiramos a una democracia real, del pueblo y para el pueblo, en la que los intermediarios apenas sean necesarios, y que, en caso de serlo, sean un reflejo más fiel de la voluntad popular y sus dignos servidores, nada más.

Dicho esto, somos conscientes de que una mejora en los mecanismos del sistema de gobierno representativo posibilitaría un acercamiento hacia la consecución de esos fines. Por ello, una parte de las reivindicaciones democráticas deben ir enfocadas hacia la modificación de la ley electoral, porque puede que sea un paso previo necesario.

El sistema electoral y sus efectos sobre las elecciones catalanas de 2012

El sistema o ley electoral es el mecanismo mediante el cual se traducen los votos en escaños en un sistema de gobierno representativo. Nos hemos tomado la libertad de analizar sus efectos sobre los resultados de estas elecciones para darnos cuenta de cómo los diferentes filtros y limitaciones dejan unos resultados bastante distorsionados.

La primera traba que observamos es el cambio legislativo, aprobado en 2011, que obliga a todos los partidos sin representación en el arco parlamentario a presentar avales para presentarse en cada provincia. Han de lograr un mínimo del 0,1% del censo electoral por cada provincia. En el caso de Catalunya, para estar en todo el territorio habría que presentar un 0,1% de avales sobre el censo en cada una de las cuatro provincias. El resultado es evidente, si en 2010 se presentaron 40 candidaturas, en 2012 solo 18 lograron presentarse y ni siquiera todas lo hicieron en todas las provincias[2].

El segundo impedimento importante en la ley electoral son las circunscripciones provinciales. Cuatro en total en Catalunya. Aún así, esta comunidad, tiene la ventaja de que es el parlamento regional con mayor número de representantes en la cámara, 135, de los cuales 85 se eligen por Barcelona lo que incrementa la proporcionalidad y las posibilidades de que los partidos minoritarios obtengan representación. Aumentar el número de circunscripciones y reducir el número total de representantes son dos maneras de incrementar las barreras de entrada para los partidos o lo que es lo mismo, una manera de empobrecer la pluralidad en el arco parlamentario. La razón estriba en que los restos de cada circunscripción no son contabilizados; así que, cuantas más circunscripciones, más restos y, por tanto, menos votos contabilizados. Este es también el caso del Congreso español donde se reparten 350 escaños procedentes de 52 circunscripciones, nada menos.

Otra distorsión añadida, compartida también con la ley electoral a escala nacional y del resto de CCAA, es la sobreponderación del voto rural en relación al voto urbano. Así, en la provincia de Barcelona, el voto vale considerablemente menos que en las otras tres provincias, menos pobladas. Esto, en Catalunya, se produce de tres maneras. En primer lugar, con los mínimos por provincia: cada una de las cuatro provincias tiene un mínimo base de 6 escaños. En segundo lugar, el resto de la asignación de escaños que le corresponden a cada provincia se otorga por población; pero, mientras que a Barcelona le cuesta 50.000 votos sumar un escaño al resto de provincias le cuesta solo 40.000. Finalmente, a la provincia de Barcelona se le impone un tope de 85 diputados. Esta distorsión típicamente favorece a las fuerzas conservadoras, quienes suelen controlar con más facilidad el voto rural, a la vez que se perjudica al voto urbano, normalmente más hostil a ellas.

Pero, aún hay más. La barrera de entrada que elimina toda posibilidad de representación en la provincia a aquellos partidos que no superen el 3% de los votos emitidos. En la práctica, estos mínimos de acceso, solo tienen un efecto sensible en grandes circunscripciones como Barcelona o Madrid, ya que, en la mayoría, el mínimo real es mayor debido al limitado número de escaños que se reparten en cada una de ellas.

Por último está la regla de reparto, que es la fórmula matemática que se usa para asignar los escaños a las distintas formaciones a partir de los votos emitidos. En toda España, y Catalunya no es una excepción, se usa la ley de Hondt que premia a los partidos más votados en detrimento de los menos votados facilitando así la obtención de mayorías y haciendo que, incluso dentro de una sola circunscripción la distribución de escaños no sea enteramente proporcional.

En la siguiente tabla mostramos el efecto de distintas reglas de distribución de escaños sobre el mismos escrutinio (elecciones al Parlament de Catalunya 2012). En cada columna de la tabla hemos añadido más modificaciones que van eliminando distorsiones.

La primera columna contiene el reparto oficial. En la segunda columna hemos equiparado todos los votos considerando una circunscripción única para toda Catalunya. En la tercera columna, además, hemos eliminado el mínimo de acceso actualmente establecido según la ley electoral catalana en el 3%. Finalmente, en la cuarta, hemos cambiado la regla de reparto pasando de la ley de Hondt a la ley de Hare, la cual nos otorga una proporcionalidad pura, dentro del margen que nos dejan los 135 escaños a repartir, claro está. Lo que podemos observar es que la principal distorsión en el resultado electoral es debida a la circunscripción múltiple y no la ley de Hondt como muchas veces se nos dice. Vemos que el partido más perjudicado por no tener circunscripción única han sido las CUP quienes han tenido el escaño más caro del parlamento. Si el sistema fuera auténticamente proporcional, habrían logrado dos más. La barrera de acceso tiene un efecto distorsionador perjudicial sobretodo para los partidos más pequeños y residuales. El objetivo de estas barreras es evitar una excesiva atomización parlamentaria que diese un residuo de partidos con muy pocos escaños pero determinante para la formación de mayorías. Hasta qué punto la atomización parlamentaria es o no perjudicial para la gobernabilidad, sigue siendo una cuestión muy debatida.

Partido

Oficial

Circunscripción única

Sin mínimo de acceso

Proporcionalidad pura

CIU

50

45

44

42

PSC

20

21

20

20

ERC

21

20

19

19

PP

19

19

18

18

ICV

13

14

14

14

C’s

9

11

11

10

CUP

3

5

5

5

PxC

0

0

2

2

SI

0

0

1

2

Eb

0

0

1

1

PACMA

0

0

0

1

PIRATA

0

0

0

1

 

 

Quien ha ganado y quien ha perdido con respecto a 2010.

Esta pregunta admite diferentes ángulos y enfoques según cojamos el eje nacional (soberanismo vs unionismo), el eje social (izquierda vs derecha) o incluso el eje partitocrático (partidos casta vs partidos emergentes).

Para realizar la comparativa con justicia, vamos a hacer énfasis en los porcentajes de voto en vez de los escaños. El motivo es que los escaños sólo tienen en cuenta las fuerzas con representación en el parlamento. Además, tal y como ya hemos visto, los escaños tampoco están proporcionalmente distribuidos según el número de votos. Así, nos evitamos los efectos distorsionadores introducidos por la ley electoral.

 Soberanistas (Aquellos que han declarado estar a favor de la consulta popular)
CIU – ERC – SI – ICV (Añadimos a RI.Cat que se presento en 2010 pero no en 2012)
2010: 57,36% – 86 escaños
2012: 59,01% – 87 escaños (+1,65 puntos / +1 escaño)

Independentistas (Aquellos que han declarado claramente su independentismo)
ERC – CUP – SI – RI.Cat (14 -> 24)
2010: 11,56% – 14 escaños
2012: 18,44% – 24 escaños (+6,88 / +10 escaños)

Unionistas (Aquellos que se oponen claramente al soberanismo)
PP + C’s (21 -> 28)
2010: 15,76% – 21 escaños
2012: 20,57% – 28 escaños (+4,81 / +7 escaños)

Antirecortes (Los que estan en contra de los recortes, al menos formalmente)
PSC + C’s + ICV + ERC + CUP (51 -> 66)
2010: 36,14% – 51 escaños
2012: 49,06% – 66 escaños (+12,92 / +15 escaños)

Austericidas
(Los partidarios de las políticas de austeridad)
CIU + PP (80 -> 69)
2010: 50,80% – 80 escaños
2012: 43,62% – 69 escaños (-7,18 / -11 escaños)

Casta política tradicional (Partidos que han liderado gobiernos autonómicos y/o nacionales)
CIU + PP + PSC
2010: 69,18% – 108 escaños
2012: 58,10% – 89 escaños (-11,08 / -19 escaños)

Voto protesta no alineado
Partidos minoritarios sin representación (excepto SI y RI.cat) más el voto en blanco
2010: 8,50%
2012: 5,99% (-2,51)

Algunas observaciones. En la sección de independentistas hemos listado aquellos partidos que defienden claramente esa opción en su programa. Entendemos que defender el derecho a la consulta no es lo mismo que defender la independencia. Tanto CIU como PSC e ICV han hecho algunos malabarismos. Si bien CIU e ICV se han manifestado claramente a favor de la consulta. Al PSC no lo agrupamos más que en la posición antirecortes que es en lo único que ha sido claro en campaña.


Conclusiones

El bipartidismo se ha roto en Catalunya completamente por ahora. Y ni siquiera hay monopartidismo porque el partido más votado lo ha sido con un 32% de los votos por lo que tiene una mayoría débil aunque clara respecto al resto de formaciones que están en una zona intermedia/baja y muy igualadas entre sí. Se percibe, un desgaste de los partidos más tradicionales en favor de viejas y nuevas alternativas. Destacar la subida de partidos emergentes muy recientes como Ciutadans o las Candidaturas de Unidad Popular (CUP).

Acerca de Víctor García

Licenciado en física, máster en física computacional y posgraduado en técnicas cuantitativas para los mercados financieros. Ha trabajado como personal docente investigador en la UPC y como técnico de banca en una gestora de fondos de inversión. Actualmente interesado en la transición energética y en encontrar nuevas formas de gobernanza colectiva que permitan el ejercicio de una soberanía popular real así como por la modelización basada en agentes, la vida artificial y el aprendizaje automático.
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