»Yo no temo al sufragio universal; la gente votará como se le diga».
Alexis de Tocqueville
El actual régimen del 78’, subproducto derivado del franquismo y de la transición monárquica, instauró un sistema de libertades civiles y un modelo gobierno representativo, que aunque agonizante, ya se prolonga más de tres décadas. Una característica remarcable de los gobiernos representativos, que surgen a raíz de las denominadas revoluciones liberales de finales de siglo XVIII o comienzos de siglo XIX, es que en ellos quienes gobiernan son los representantes y no el pueblo reunido en asamblea, en redes de asambleas o a través de formas de participación directa. Estos sistemas de gobierno representativo republicanos surgieron en clara oposición a la democracia esgrimiendo diferentes razones: la necesaria especialización de los políticos (Sièyès, Francia), el analfabetismo de la población por aquel entonces (Madison, EEUU) , etc. Durante su vigencia, han articulado mecanismos de auto-legitimación, control y lavado de cara: el sufragio cada cuatro años, los partidos políticos como vehículos de las variedades de voluntad popular, el control mediático y propagandístico, etc.
Bajo este sistema de control llevan décadas rallándonos en masa: diciéndonos lo que tenemos que pensar, consumir, lograr, etc. Han pautado conductas, creado prejuicios e infundido miedos irracionales a gran escala, por lo que va a costar mucho salirse de esta Matrix mental. El meme más importante y peligroso que hay que desmontar con urgencia es el de la asociación entre la elección de representantes o sufragio y la democracia. Debido a un curioso giro semántico (muy bien descrito por Pierre Rosanvallon en 1993), desde principios del siglo XIX, la palabra democracia se utilizó para designar un régimen que la despreciaba explícitamente desde su origen. Tenemos pues, que mientras que a finales de siglo XVIII un gobierno organizado a través de la elección, era considerado algo radicalmente diferente a la democracia, en la actualidad es aceptado como una forma de ella. Así, llamar democracia a su estricto contrario nos encierra en una trampa intelectual que nos impide formular una alternativa seria. Como dice Etienne Chouard, no logramos designar al enemigo porque éste ha tomado el nombre del amigo.
Lo primero que debemos realizar es una distinción entre un gobierno representativo y una democracia. Bernard Manin, caracteriza los gobiernos representativos como aquellos en los que:
a- Los gobernantes son elegidos por sufragio (universal, censitario, etc) a intervalos regulares
b- Los gobernantes conservan en sus iniciativas un margen de independencia en relación a los gobernados (tienen el consentimiento)
c- Las opiniones públicas sobre política pueden expresarse fuera del control de los gobernados (lo que los diferencia de las dictaduras)
d- Las decisiones colectivas las toman los gobernantes al término de sus negociaciones y discusiones
Por el contrario, la idea de democracia, en origen, hace referencia al poder (Kratos) del pueblo(Demos). Por tanto, sólo se puede hablar de democracia si verdaderamente existe igualdad política. Podemos pensar en modelos sociales igualitarios en más aspectos: igualdad física, económica, social, mental, etc. Pero si hablamos de democracia lo que subyace es la igualdad política. Por tanto, aunque los sistemas de gobierno representativos actuales, garanticen algunas libertades civiles y le den el poder de gobierno a unos pocos representantes, estos modelos no deben confundirse con la democracia. De hecho, no pueden pasar de ser considerados regímenes oligárquicos pues en estos, gobierna una minoría de representantes (Oligos (pocos) y Arkhia (gobierno)). Esto es clave, no vivimos en democracia porque el poder político está concentrado en manos de unos pocos: los representantes electos al servicio de los banqueros y corporaciones, que al financiar campañas e influir en la legislación, incapacitan a los primeros para representar fielmente la voluntad popular. Para ser precisos, ningún sistema que se base exclusivamente en la representación del pueblo puede llamarse democracia. Más aún, si uno es estricto conceptualmente, la acepción democracia representativa no es más que un oxímoron.
Puesto que los gobernantes organizados en mafias institucionalizadas (partidos) servilmente articulan sus políticas para favorecer a los ricos, la acepción más precisa para el sistema de gobierno representativo actual, es el de oligarquía plutocrática. Éste sistema se caracteriza por que alrededor del poder estatal se forma un holding empresarial o fáctico que, tras financiar partidos y medios de comunicación, obliga a realizar un clientelismo político a través de legislaciones favoritistas. No creo que haga falta recordar como la banca de inversión (i.e, Goldman Sachs, Morgan, Rockefeller, Rothschild) y otros conglomerados financieros han domado todos los parlamentos del mundo a través de las primas de riesgo, forzado legislaciones de socialización de las pérdidas de sus apuestas erróneas en derivados, inmuebles, etc.
En este modelo social, la banca y las grandes empresas están en el centro del sistema político, financian de forma irregular a los partidos y compran los medios de comunicación para influir en la mente de las personas, que luego a través de la elección refrendan en las elecciones a los suplantadores de la voluntad popular. La elección aparece como el mecanismo-farsa que legitima todo el tinglado de control social. Por tanto, el primer problema que tenemos que afrontar para derrumbar este modelo es el mecanismo de legitimación. Lo que me interesa es destacar que desde un punto de vista teórico, la elección tiene graves problemas estructurales que la contraponen a la idea de democracia entendida como el aquel sistema que garantiza la igualdad política real.
Primero, la elección es un mecanismo aristocrático por definición: se elige al mejor (=aristos). Así, los sistemas de gobierno basados en la elección de representantes al supuestamente seleccionar al “mejor” preparado para representar, fomentan el abandono político. Conllevan una renuncia, un gesto de confianza antes de consentir a obedecer durante varios años; es una organización política que sólo deja a los hombres el derecho de elegir unos amos. Esto contrasta con el ideal democrático de una ciudadanía realista, activa y despierta, en la que el sistema político se estructure sobre la desconfianza y el control permanente. Porque siendo realistas, hay que asumir que el poder cambia y tiende a corromper a las personas.
Segundo, la elección es la CAUSA de la concentración del poder político y de la sincronización del poder político y económico (alguien se imagina una sociedad avanzada planificando a 4 años vista?) pues permite generalizar al mundo político la servidumbre por deudas establecida por los prestamistas. Esto se debe que para ser elegido se necesita ser conocido y para ser conocido se necesitan recursos. Por definición, y esto pasa en todas partes de la misma manera, el rico tiene los medios para ayudar a un candidato a ser elegido, incluso si ese candidato es nocivo para el interés general. El económicamente rico puede hacerse indispensable para que otro devenga políticamente rico (elegido) y, por tanto, para exigir a continuación una política pública conforme a sus intereses privados. Esto hace que inevitablemente el poder económico se sincronice con el político. Es importante recordar esto, la elección es el eslabón débil de la colonización de la política por parte de la economía. A nivel de partidos políticos y en lo que se refiere a la formación de oligarquías y cúpulas internas sucede lo mismo, pues la elección retroalimenta y posibilita el mamoneo: Si te ayudo a que seas elegido me deberás dar algo a cambio más tarde. Esta dinámica interna típica de los partidos es uno de los motivos clave detrás del gran desprecio que siente la ciudadanía hacia la clase política.
Tercero, la elección tiene un sesgo de maldad inherente porque tiende a dar poder a quienes ya buscan poder y ansias de notoriedad, y estos suelen ser los más faltos de escrúpulos y los más insistentes. Los honestos y justos se quedan fuera porque suelen ser más reacios y desinteresados, lo que les hace desistir antes. Así encontramos que la elección imposibilita la formación de un gobierno ideal, en el que en el poder estaría localizado precisamente en personas desinteresadas que no quieren gobernar (un gobierno así nos aseguraría honestidad y que el trabajo estuviese basado en la vocación para servir a la comunidad).
Cuarto, al restringir la población que influye directamente en el legislativo a unos pocos (pues actúa a modo de embudo) minimiza la diversidad de estilos cognitivos implicados en la producción legislativa, lo que reduce la inteligencia colectiva y redunda en importantes ineficiencias en el resultado final. En las simulaciones más avanzadas de comunidades artificiales con capacidad legislativa (basadas en ABM), lo que se observa es que la falta de diversidad cognitiva reduce la calidad legislativa (ver los trabajos de Scott Page o Pluchino). La explicación o intuición matemática es trivial. Matemáticamente, un sistema de gobierno representativo ideal es aquel que es capaz de minimizar la distancia entre las preferencias por determinadas políticas del pueblo y las propuestas aprobadas por sus representantes. Para ello necesitarías una muestra aleatoria de la población. Pero cualquier sistema de representantes electos situados en un plano de coordenadas (x,y) en el que x = interés particular e y = interés social (a lo Diagrama de Cipolla), si estos se organizan en partidos, suele acumular a los representantes en zonas concretas del plano (generalmente en torno a un radio de tolerancia al disenso más o menos grande) de forma no aleatoria. Pero no sólo eso, puesto que racionalmente los representantes electos pertenecientes a partidos no están motivados a proponer leyes que les perjudiquen como estructura, tienden a anteponer el interés propio al interés común, generando una secuencia de propuestas que no capta fielmente las preferencias de la sociedad, lo que la hace ineficiente.
Conclusión:
El sufragio universal, es un MITO absolutamente intocable, mientras que de hecho es un mecanismo aristocrático y corruptible que hace posible e incluso durable la impotencia política de la mayoría, siempre y en todas partes. Tiene la mala propiedad de concentrar el poder en manos de unos pocos, que tenderán a estar guiados por intereses particulares. Además, la evidencia experimental y computacional muestra que es un sistema que tiende disminuir la eficiencia legislativa. El talón de Aquiles de los ricos está al alcance de los pobres, pero a condición de que los pobres dejen de estar tan orgullosos, creyendo estúpidamente (y a despecho de todos los hechos que lo contradicen) que la elección de representantes tiene algo que ver con la democracia.
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Nota:
Habría que distinguir sufragio universal tal y como se ha venido aplicando hasta la fecha a la democracia líquida o al voz y voto permanente que proporcionaría un ágora virtual en condiciones. En los últimos 200 años se ha aplicado a la selección de representantes pero la matización del término es importante. La definición de sufragio universal a priori puede abarcar a representantes y otras cuestiones. Por lo que el título del artículo debe interpretarse en un sentido reducido.
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En los paises donde vencio la republica vemos que el paso de loa años los convirtio en dictaduras comubiastas, despertar. la historia es cruel pero la tenemos para aprender
españa sin ir mas lejos solo hay que contar los asesinatos antes del 18 de julio del 36, en los que en el mismo parlamento le amenazaban de muerte (del que morias asesinado el dia despues). eso es iglesias incendiadas, religiosos asesinados, potiticos todo la vendicion de la buena republica española,
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Partiendo de la premisa de la potencial corrupción del hombre,en los poderes públicos, todos, se trataría de evitar la mafia de los mismos, ese corporativismo que les preserva en nombre de lo que se quiera decir o llamar.
La «aristocracia» la entiendo como el «gobierno» de los mejores. Y los mejores no son otros que aquellos que sean íntegros, honrados, éticos, con valores fundamentales, incoruptibles… y si además son sabios en su propio campo, con amplitud del campo de conciencia, de recto proceder… ¡perfecto!.
Pero claro, en línea con el primer párrafo, puede que esos «aristos» dejen de serlo, que la corrupción les llegue antes o después, siguiendo las propias inmediatas negativas inclinaciones del hombre. En ese supuesto y en función de un dicho de que «el miedo guarda la viña», el miedo a poder ser hecho arrodillar en un estadio y recibir su premio en la nuca (al estilo chino), así como que pudiesen recibir igual trato los familiares y amigos «colaboradores», haría tener mucha más integridad, o más bien una honestidad absoluta, porque si no… al final, todo igual…
Se podría pensar que, de este modo, nadie querría estar en la «res pública». Muy probablemente así sería, pero del mismo modo que por sorteo se puede y debe ser miembro de un jurado, o miembro de una mesa electoral… no habría por qué poderse negar a ser del legislativo, del ejecutivo o del judicial cuando sin ser candidato, viene la designación por el método aleatorio, de entre quienes sean señalados previamente como dignos… y todos conocemos o podemos proponer al menos media docena de personas dignas de verdad, por las que poder poner la mano en el fuego en un «a priori» . Luego ya decidirá el azar entre esos mejores…
Es una simple idea, no más utópica que cualesquiera otras muchas, no menos necias que la planteada.
Impresionante post. Muy instructivo.- He de leerlo varias veces para entenderlo, pero de eso se trata, no ?
Gracias, por los comments, es la idea 🙂
No es utópico, los autores de este blog somos partidarios de un sistema híbrido que combine mecanismos de democracia directa como la ILP y el Referéndum junto con la utilización del sorteo para la asignación de cargos (de hecho estamos desarrollando modelos computacionales para probar su mayor eficiencia).
Sin embargo, hay que advertir que el sufragio universal a pesar de ser menos democrático que el sorteo también tiene ciertos elementos democráticos. Las elecciones tienen dos caras, son a la vez igualitarias y no igualitarias, aristocráticas y democráticas.
Los electores tienen igual poder tanto para elegir representantes como para rechazarlos al final de su mandato dos aspectos en los que la elección es igualitaria y por ello democrática. En comparación con el sorteo, la designación por elección es un método aristocrático, pero en comparación con el nombramiento por una instancia superior o por herencia puede aparecer como democrático.
La república es un término engañoso. Simboliza el paso del Antiguo Régimen a lo contemporáneo. Por ejemplo, Francia y USA son oligarquías republicanas. El problema, a mi juicio, es que una república no implica una democracia.
El sorteo democrático? Lo que me quedaba por leer. El sorteo podrá ser aleatorio y todo lo que tú quieras, pero de democrático tiene más bien poco. Yo no quiero que dirija mi país y mi destino político-legislativo una persona que no tiene ni puñeteras ganas de ejercer como tal su cargo. Sólo hay que ver a los presidentes de comunidades de vecinos. Muchas matemáticas pero olvidamos que el ser humano es también un ser emocional. Lo dice una estudiante de Derecho con un hermano doble graduado en Matemáticas e Informática, campeón de Europa de Programación como alumno y preparador que ha mantenido conversaciones de esta índole cientos de veces llegando ambos a dicha conclusión. Con el debido respeto, tras leer el artículo, por muchas simulaciones y fuentes que se aporten, no he visto ni una alternativa ni una solución, luego me parece irresponsable dado que mucha gente poco formada puede malinterpretar dicho texto y sacar conclusiones muy nocivas a nivel social. Los partidos políticos -mafias, que ahí estamos de acuerdo al 100%- deberían desaparecer, pero lo cortés no quita lo valiente. El sufragio universal no debería desaparecer jamás y el ser humano tenderá de manera natural a luchar contra cualquier poder o movimiento fáctico o institucional, científico o no, que coarte su derecho a decidir por muy ignorante o estúpida que sea su decisión. El deseo del poder de autodecisión de cada ser humano es inherente a cada persona y forma parte de la naturaleza del ser humano a nivel emocional. A ver cuando caemos del burro y en la cuenta que las matemáticas sirven para ser aplicadas a elementos que no dependen de sensibilidades y emociones cuyo componente racional es mínimo. Intentar llevar al extremo -no digo que no resulten útiles en cierta medida- estos razonamientos matemáticos es, desde mi punto de vista un error grave de método y concepto. Dos más dos son cuatro aquí y en todo el universo -generalizando, obviamente-, pero cuando aplicamos estas simulaciones empezamos a adentrarnos en el mundo de la probabilidad y la estadística. Además, hay que ser obstinadamente arrogante para creer que una simulación es capaz siquiera de acercarse a manejar la cantidad de variables que realmente intervienen en la vida real.
Este tipo de simulaciones pueden ayudarnos a marcar el camino a seguir. Pero de ahí a ofrecer soluciones concluyentes y determinadas media un trecho que si no se gestiona bien, puede resultar altamente perjudicial para la sociedad.
Lo que hace falta es educación. Conseguir aumentar el nivel de conocimientos históricos y políticos del ciudadano medio para que la elección resulte más eficiente, coherente y honesta para con la decisión de cada uno. Y cargarse los partidos políticos y el sistema representativo de plano. Ahí estamos de acuerdo. Pero decir que el sufragio universal es antidemocrático, y leer en algún comentario que el Sorteo es relativamente más democrático que la elección en ciertos casos es una afirmación muy ligera y sesgada. Conozco bien la etimología de la palabra Democracia, no necesito que me la expliquen, y menos de una manera tan sesgada, y no veo en absoluto dónde encaja el Sorteo en la definición de ésta pues el sorteo es azar y aleatoriedad olvidando por completo ambas partículas «Kratos» -poder- y «Demos» -pueblo- que bien han mencionado en el artículo. ¿Dónde están subsumidos el poder y el pueblo en un sorteo?
Con el debido respeto, y sin entrar a juzgar ni valorar la intención o motivación del autor, usar verdades para hacer afirmaciones como esta, es una irresponsabilidad supina. Después de leer este artículo mis conclusiones son bien distintas a las del autor. Y si bien ni soy Matemática, si poseo amplios conocimientos en Derecho, Historia del Derecho, Política, Historia de la Política, Antropología y de manera indirecta, estoy en contacto con una persona que ya nombré que sí se dedica a las matemáticas de manera profunda y tampoco está de acuerdo en absoluto con las conclusiones aquí planteadas.
Gracias de antemano por permitir que exprese mi total desacuerdo con las conclusiones.
El sorteo es democrático por tanto garantiza la igualdad de elección. Por el contrario la elección por delegación de voto es poco democrática por tanto que beneficia solo a unos pocos. Esto lo descubrieron los atenienses y por eso inventaron la democracia un sistema en el que la base del poder la tenía el pueblo. Por eso mismo usaron el sorteo con mucha intensidad. El pueblo se halla subsumido en el sorteo por una razón muy sencilla, porque una muestra aleatoria suficientemente numerosa, los atenienses extraian 500 ciudadanos es una muestra representativa, mucho más que una elegida mediante voto pues en ella se hallan representados todos los grupos sociales en su justa proporción.
La elección jamás resultará eficiente para una democracia digna de ese nombre. El volumen de información que un ciudadano debería gestionar para votar de forma coherente es impráctico, no se puede, la votación además siempre estará sujeta a los poderes fácticos, mientras que un sorteo transparente, verificable y público es incorrompible. Nadie puede hacer que salga uno u otro, además el parlamento sorteado rotaría con frecuencia, imposible oligarquizarse. No en vano Aristóteles definía a las oligarquías como regidas por mecanismoes de elección por voto y a las democracias por el sorteo como característica fundamental.
Te aconsejo visionar este vídeo y recapacitar: http://www.youtube.com/watch?v=5hm5j_l8uhU
Puede que el artículo tenga un toque sensacionalista sí pero no lo negemos dice verdades como puños. Aun así en ningún momento dice que el sufragio universal no deba usarse nunca, solo dice que usarlo siempre y por sistema no es algo democrático sino al contrario, empobrecedor.
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lo que no me cierra es que el sorteo se realice por un sistema electrónico, eso es inaceptable para mí, de la misma manera que rechazo el voto electrónico, es totalmente hackeable, no se puede auditar por cualquier persona sin necesidad de conocimientos específicos, quedamos de nuevo en manos de la elite tecnócrata