Estrategia general para lograr el cambio político y sistémico

Lleva tiempo constatándose que existe una mayoría social que quiere cambiar el estado actual de las cosas, que no está conforme con el statu quo, todas las encuestas parecen coincidir en esa profunda disconformidad con el sistema actual. Sin embargo, estamos faltos de una estrategia general, por una parte porque no todos queremos lo mismo y por la otra porque muchos se resisten a dejar de votar, en última instancia y quizá por no verlo claro, al manido bipartidismo. Sabiendo que las reivindicaciones son muy diversas y sin pretender caer en la simplificación, creemos conveniente distinguir entre tres grandes enfoques: regeneracionismo, reformismo y rupturismo (disculpenme si los nombres que he puesto no les parecen los más apropiados).

  • Regeneracionismo: Apuesta principalmente por un cambio de caras que revitalice el sistema. Admite algunas reformas pero usualmente de carácter regresivo, como por ejemplo reducción del número de parlamentarios, de sus sueldos, aumento de circunscripciones, abolición de las comunidades autónomas, centralismo político. En definitiva, gatopardismo, piden que se cambie algo para no cambiar nada. El regeneracionismo nace principalmente de sectores de la derecha y de las élites que ven con miedo la deriva del sistema y el inmovilismo explosivo de muchos políticos que se han enquistado en sus partidos y que, en su cortedad de miras, puede llevar a la oligarquía a la pérdida de sus privilegios (UPyD, VOX, Ciudadanos y SCyD son sus principales valedores).
  • Reformismo: Apuesta por hacer amplias reformas políticas y económicas que profundicen en la democracia y en la justicia social. No está conforme con el régimen aunque acepta como buenas una parte de sus estructuras y postulados. Es también consciente de que el problema no es tanto de personas como de sistemas y por eso propugna cambiar las reglas del juego democrático a partir de una nueva constitución que debería ser redactada en un proceso participativo. Respeta el sistema y pretende reformarlo radicalmente pero desde dentro (EQUO, Piratas, PartidoX, Compromís, Anova son más bien reformistas, también IU, aunque más anclada a los malos vicios adquiridos).
  • Rupturismo: Rechaza de plano el marco representativo actual y exige una democracia nueva y total, tanto en el plano político como en el económico. Hay tres corrientes radicales, la que aboga por el control del sistema solo desde la red con el uso de las nuevas tecnologías (democracia digital), la que aboga por un control desde asambleas (democracia inclusiva) o desde consejos y jurados ciudadanos (demarquía). En general, todas estas corrientes tienen un fuerte impacto en el mundo anarquista tradicionalmente abstencionista, así como en buena parte del 15M, aunque algunos partidos como las CUP también se acercan a estos enfoques rupturistas. Hay que decir que esta separación entre reformistas y rupturistas no es absoluta, en las fuerzas citadas en el lado reformista también hay amplios sectores más propensos al rupturismo que al reformismo. Respecto a PODEMOS, no sabemos aún hasta que punto se encuentra en uno u otro lado. Consideraremos que conviven ambas corrientes en su seno.

Estas son, a grandes rasgos, las tres tendencias que luchan por prevalecer así que caiga el régimen. Salta a la vista que deberíamos evitar que la vía regeneracionista se llevase el gato al agua pero para lograrlo con garantías hace falta que rupturistas y reformistas se unan o por lo menos acuerden un proyecto común que les pueda satisfacer a ambos. Juntos, son clara mayoría, divididos los regeneracionistas tienen una posibilidad pues son los que cuentan con más recursos económicos y mediáticos.

Cuando desde el activismo se conciben sistemas alternativos frecuentemente se olvida la relación de fuerzas necesaria para hacerlos posibles. Ahora mismo, estamos perdiendo, eso es obvio. El poder absoluto está en manos de la casta inmovilista de cuyas reformas no deberíamos esperar nada bueno. Salta a la vista que, en esas condiciones, el primer objetivo no debe ser construir la utopía sino asaltar el poder. Porque sin poder las utopías no dejarán nunca de ser sueños, mientras que con poder pueden llegar a ser realidades. En ese sentido, estamos de acuerdo con las tesis defendidas en Asaltad el Sistema y por los impulsores de PODEMOS. Lo cierto es que se avecina una ventana de oportunidad que debería ser aprovechada. Es un periodo de elecciones que se extiende, desde las europeas del 25 de mayo de 2014 pasando por las municipales en mayo de 2015, por algunas autonómicas y terminando en las generales en noviembre de 2015. Vayamos al plano estratégico.

1. ¿Qué priorizamos?

Tenemos tres grandes problemas sobre la mesa, el problema político, el económico y el ecológico. Todos van de la mano sí pero debemos atacarlos en ese orden y no en otro, ¿porque? Pues porque los problemas económicos son demasiado complejos y necesitan de la participación de cuantos más mejor. En ese sentido, lo primero debería ser abrir esos cauces de participación. Ahora tenemos un sistema oligárquico, que da el poder de gobernar a unos pocos y lo que debemos hacer es lograr el gobierno de muchos, la democracia real, para que emerja la inteligencia colectiva y poder afrontar así problemas complejos de índole epistémica. Hacerlo así es imperativo y tiene dos ventajas claras, la primera es que si se cometen errores, que se cometerán, estos no podrán ser achacados a ningún individuo concreto sino a todo el colectivo. La segunda es que la diversidad cognitiva y la generación colectiva de conocimiento nos hará más hábiles y también más corresponsables, tendremos el poder y deberemos usarlo con sensatez, será nuestra responsabilidad. Esto es muy importante porque la sociedad aprenderá también equivocándose, pues el error es la base del aprendizaje. De hecho, esta segunda mayoría absoluta del PP, por ejemplo, ya ha sido también un duro aprendizaje para quienes volvieron a confiar en su pretendida buena habilidad para la gestión económica. El camino será duro y tendremos que descubrir que ya no se puede volver al pasado porque el estado económico no es reversible a causa de las limitaciones medioambientales. Y es entonces cuando el problema ecológico saldrá por si solo en el contexto de búsqueda de una solución económica integral que nos lleve a un nuevo escenario verdaderamente sostenible. No hace falta pues tenerlo todo pensado desde el principio, entre otras cosas porque es imposible. Lo que sí hace falta es poner a la gente a pensar, cuanto antes y tanta como sea posible.

2. Y si conseguimos el poder, ¿entonces qué?

El problema no lo tenemos ahora, mientras crecemos en la oposición, formando herramientas participativas y debatiendo entre nosotros. El problema lo tendremos si llegamos al poder, o cuanto menos si llegamos a tener una posición de negociación con los partidos fuertes como la tuvo el M5S en Italia o Syriza en Grecia. Es cierto que siempre podría darse un pacto PP+PSOE y que entonces la posición sea cómoda, de crítica y asedio constante, aprovechando y nutriéndonos de la inestabilidad y de la indignación, representando a la oposición ciudadana en el parlamento. Pero también puede ser que el PP y el PSOE no quieran juntarse, o que simplemente ni siquiera sumen. Todo es posible, no debemos descartar nada. Entonces, ¿qué hacer si se da un escenario en el que se pueda negociar y por tanto reclamar medidas? Debemos contemplarlo y debemos plantearnos desde ya cual sería la estrategia a seguir, que no nos coja el toro. Lo que voy a decir aquí vale para todos los escenarios políticos, municipales, autonómicos y nacionales, cualquiera en el que los ciudadanos puedan irrumpir mediante sus candidaturas unitarias autoconvocadas desde la red y los movimientos sociales. De los tres problemas mayores, Política, Economía y Ecología ya hemos dicho que debíamos atacar primero el político. Bien. Eso es estrategia, nuestras primeras demandas hacia el poder constituido deben ser de índole política en la línea de la profundización democrática.

Conseguir una buena demanda económica puede estar muy bien sí, pero conseguir una buena demanda democrática puede ser mucho mejor por dos motivos. En primer lugar es lo que más nos une a todos, es más fácil conseguir consenso ahí. Y en segundo lugar te puede permitir conseguir, a través de ese nuevo cauce político, muchas más demandas económicas. Metafóricamente hablando, si ceden una demanda socioeconómica nos dan un pez mientras que si ceden una demanda democrática nos dan una caña de pescar. La metáfora sirve porque para quien está hambriento el pez le parece mejor elección, pero el pez le mantiene dependiente de su amo, no cambia su situación, al día siguiente volverá a estar hambriento y estará en las mismas. Si nos dan la caña y tenemos hambre ¿da más pereza verdad? Porque tenemos que apañarnoslas solos, no es tan fácil como pedirle a alguien que nos de la comida. Pues esto es lo mismo que conseguir la democracia. En ese caso, tendríamos que proponer nosotros las medidas, participar en su elaboración y aprobarlas. Un trabajo arduo pero que en cuanto le cojamos el tranquillo dejaremos de depender de ningún amo. ¿Mucho mejor verdad?

3. Escenarios posibles según la relación de fuerzas

1. Victoria de la oligarquía, de las élites – Democracia representativa

Esta es la situación actual. En este escenario no caben sino reformas que cambien elementos accesorios y más o menos irrelevantes pero que sigan dando vueltas al mismo paradigma representativo actual. En este escenario no se esperan mejoras, más bien progresivo empeoramiento. Cualquier cosa que nos den será para apaciguar la ira y calmar posibles levantamientos o evitar que asciendan fuerzas políticas más radicales.

2. Empate, equilibrio inestable – Democracia equilibrada

Este escenario significa que no gana nadie. Es, bajo mi punto de vista a lo máximo que podemos aspirar a corto plazo, y no es poco. Me explico. Es poco probable conseguir la victoria absoluta pero sí es más concebible quedarse a medio camino, crear una situación disruptiva, que haga imposible la gobernanza clásica en torno a dos grandes partidos mayoritarios. Es decir, que quizá no podamos ganar pero sí que podamos evitar que ellos ganen también con lo que abocaríamos al enemigo a la negociación forzosa. Hay que señalar que esta no suele ser una situación estable ya que al final tiende hacia el escenario 1 o el escenario 3. En cualquier caso y dado que partimos del escenario 1 pienso que es muy posible que para llegar al 3 haya que pasar primero por el 2.

3. Victoria del pueblo, de los ciudadanos – Democracia pura, radical

Aquí gana el pueblo pues el poder político ha sido completa y definitivamente expropiado de las élites para ser distribuido entre las masas. Siendo sinceros, en el corto plazo es el más improbable de los escenarios, requiere de unas condiciones muy propicias que no parecen darse aún. Sin embargo, tenemos el escenario 2 que podría condicionar y preparar a la sociedad para dar el siguiente paso hacia el escenario 3 que es el que muchos anhelamos. Esto señores, es estrategia, posibilismo, realpolitik, llamenle como quieran pero hemos de saber jugar a esto o nos comerán vivos sin dejar ni las raspas.

4. La democracia equilibrada: entre el reformismo y el rupturismo

Bien, ahora que sabemos los escenarios cabe preguntarse qué nos conviene más. Apostar directamente por el escenario 3, arriesgándonos a provocar un caos del que se aprovecharía la reacción, o usar un enfoque inteligente para derrotar a las castas. Para ello necesitaríamos lograr algún tipo de entendimiento general en base a unas reivindicaciones democráticas básicas que contentasen todas las partes, desde los más reformistas hasta los más rupturistas. ¿Difícil? Quizá, pero creo que no imposible. Lo que presento a continuación es el concepto de democracia equilibrada. El adjetivo viene del hecho de que trata de balancear diferentes aspectos de la democracia de tal manera que ninguno llegue a dominar por completo sobre el otro. Son la representación, la deliberación y el referéndum.

Democracia equilibradaCada una de las patas tiene diversos instrumentos para  ejercerla:

  • Representación: ley electoral, revocación, ley de partidos, separación de poderes…
  • Deliberación: asambleas, jurados ciudadanos, presupuestos participativos, wikiparticipación…
  • Referéndum: iniciativa popular, veto popular, consultas vinculantes, voto electrónico…

Es fundamental lograr un entendimiento básico en el que, a partir de la cesión de unos y otros, se pueda establecer un marco de convivencia nuevo, de transición y que en un futuro cercano permita evolucionar hacia un escenario radicalmente democrático.

Los más reformistas deben ceder en el hecho de que deberán aceptar que se añadan nuevas instituciones e instrumentos para quienes desean participar de una forma más profunda en todo el proceso de toma de decisiones.

Los más rupturistas deberán ceder en el hecho de que la representación no podrá ser totalmente liquidada. Las instituciones del antiguo régimen permanecerán en parte, satisfaciendo las necesidades de aquellos que aun no hayan abrazado el nuevo paradigma político y prefieran votar como hasta ahora solo mejorando algunos aspectos menores.

Los que están entremedias son los que se verán más satisfechos ya que obtendrán un poco de ambos mundos.

Si somos capaces de ponernos de acuerdo en un plan general de a dónde queremos llegar la batalla estará un 50% ganada de antemano. La relación de fuerzas se pondría de nuestro favor y podríamos convertir toda esa indignación en acción hacia un objetivo de transformación común. En próximos posts concretaremos por donde podría ir ese plan general.

1. Para los reformistas una reforma integral de la ley electoral y de la ley de partidos que elimine las barreras de entrada, que haga más proporcional el voto y que evite a toda costa leyes injustas en las que «el ganador se lo lleva todo». Separar el poder judicial del ejecutivo y el legislativo implantando mecanismos de sorteo para la selección de los altos tribunales.

2. Para los semireformistas o semirupturistas una legislación potente de iniciativas populares y referéndums vinculantes. Implantación de la figura del referéndum revocatorio, blindaje popular de la constitución, solo con autorización del pueblo podría modificarse.

3. Para los rupturistas más radicales la creación de innovaciones democráticas como los presupuestos participativos y los jurados ciudadanos que controlen la labor de los políticos profesionales y que llegado el caso hagan política ellos mismos en vistas a substituir progresivamente a la política profesional haciendo innecesarias las cámaras de representantes electos. Podría empezarse por la reforma del senado para convertirla en una cámara ciudadana por ejemplo. En marcos autonómicos o municipales incluir la bicameralidad ciudadanos amateurs vs políticos profesionales, obligatoriedad de pasar el examen y escrutinio popular en una suerte de rendición de cuentas auténticamente eficaz e independiente. Dar peso a las asambleas (círculos) como músculo popular que nutra y enriquezca todas las estructuras oficiales de participación.

5. Conclusión

Hay que evitar todo tipo de purismos ideológicos que no llevan a ninguna parte y nos reducen como conjunto en vez de ampliarnos el espectro y el alcance. Hemos de aprender a aceptar todos cosas que no nos gustan para que todos nos sintamos algo cómodos. Todo lo aquí expuesto debe ser incorporado, experimentado, calibrado. Necesitamos valentía, atrevimiento y ganas de probar cosas nuevas que permitan combinar de una forma nueva e ingeniosa, representación, deliberación y referéndum. Pero sin perder de vista el objetivo de alcanzar una democracia real en la que el pueblo proponga, el pueblo delibere y el pueblo decida. Y ese mensaje hay que repetirlo y machacarlo una y otra vez para asegurarnos de que llega a casi todos.

Lograrlo es posible y está en nuestra mano empezar por votar en estas europeas a fuerzas alternativas que aspiren a cambiar el paradigma de decisión que cojan fuerza y permitan amplificar nuestros altavoces. Quienes formamos parte de este blog hemos participado en PODEMOS y Primavera Europea. Reconocemos también a Partido X como una tercera opción interesante en esa línea. Estas opciones que entienden la importancia de la democracia radical como solución general al problema es imperativo que cara 2015 confluyan en una fuerza mucho mayor que propugne estos ejes democratizadores aquí expuestos. Claro y sencillo.

En un próximo artículo nos mojaremos más y expondremos ejemplos de reformas concretas sobre la constitución que podrían hacerse para implantar dichos mecanismos.

 

Acerca de Víctor García

Licenciado en física, máster en física computacional y posgraduado en técnicas cuantitativas para los mercados financieros. Ha trabajado como personal docente investigador en la UPC y como técnico de banca en una gestora de fondos de inversión. Actualmente interesado en la transición energética y en encontrar nuevas formas de gobernanza colectiva que permitan el ejercicio de una soberanía popular real así como por la modelización basada en agentes, la vida artificial y el aprendizaje automático.
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3 respuestas a Estrategia general para lograr el cambio político y sistémico

  1. fabio gazábal dijo:

    Hay una cuestión no planteada. Que la máquina que debe llevarnos debe estar construida por ingenieros de tal manera que sirva para su uso. No nos vale preguntar al vulgo si les gusta de uno u otro color. Y en el ejercicio del poder ya está estudiada la premisa básica: el contrapoder, que también es el ejercicio del control y que se ha denominado clásicamente separación de poderes….
    Hay un eror dogmático-doctrinal en una cuestión: el poder ejecutivo heredado es el verdadero ejercicio de la actividad civil y hay que recuperarlo a toda costa, pues nos ha sido robado. En nuestras sociedades es mucho más importante elegir las directrices y los miembros de lo que serían los gabinetes ministeriales que la forja o redacción de las leyes de control comunal por la asamblea social.

  2. Pingback: ¿Elección directa de alcaldes? Solo si es con voto único transferible (VUT) | Sistema en Crisis

  3. Ocol dijo:

    «El problema no lo tenemos ahora, mientras crecemos en la oposición, formando herramientas participativas y debatiendo entre nosotros.»

    En mi opinión, te equivocas. Nuestro primer problema lo tenemos precisamente ahora: es conseguir suficiente poder como para poder conseguir esa primera reforma política. Luego habrá otros, naturalmente. Pero si no resolvemos este primer problema, los demás serán irrelevantes.

    Y por lo que veo ese punto concreto no está resuelto.

    Y creo que no está resuelto porque asumes que «es más concebible quedarse a medio camino, crear una situación disruptiva, que haga imposible la gobernanza clásica en torno a dos grandes partidos mayoritarios».
    Discrepo de nuevo.
    El escenario 1 tiene muchas más formas que la clásica gobernanza bipartidista. Lo que es concebible es que pasemos de un escenario bipartidista a uno multipartidista (como por ejemplo, el que hay en Cataluña), pero ello no servirá para nada si las fuerzas mayoritarias siguen siendo las que sirven a la Oligarquía económica.

    Por ello, la consecución del escenario 2 se basaría en la presunción de que el Pueblo puede colar una fuerza política antisistema (reformista-rupturista o mixta, como sea) que consiga suficiente poder como para crear una situación disruptiva que impida la gobernanza oligarquíca.
    Pero esa presunción es sólo eso, una presunción. Una esperanza. Pero… ¿es realizable? ¿Cómo?

    El actual Sistema electoral es demoledor. Garantiza las mayorías para los partidos del Régimen. Precisamente por eso estamos como estamos, porque el Sistema que tenemos es antidemocrático a más no poder e impide el acceso a fuerzas alternativas.
    Si el Sistema fuera accesible, hace tiempo que habríamos podido conseguir alguna reforma política con alguna candidatura alternativa. Pero no ha sido así. 0,0 en 35 años.

    Desde mi punto de vista (avalado por esas aberraciones antidemocráticas de la Constitución y la LOREG, la titularidad de los grandes medios de comunicación y más de 35 años de Historia política del actual Régimen), no hay solución posible desde dentro del Sistema.
    Si la propuesta es votar a un partido (PODEMOS, Primavera, X, todos ellos unidos) para que compita con las fuerzas del Régimen en un Proceso electoral donde los que verdaderamente quieren cambiar las cosas van a tener que superar barreras insuperables… entonces no hay propuesta. Es lo de siempre, seguimos esperando que venga el príncipe azul de turno (partido PLIM, líder PLAS) que nos arregle las cosas y ponga el final feliz al cuento.

    En la vida real, la democracia, hay que ganársela, con sudor, sufrimiento, sacrificio y, posiblemente, sangre. En las calles, en las plazas, en los barrios. Respetando los principios de democracia y no-violencia, desde luego, pero tendrá que ser el Pueblo el que tenga que arrancársela, directamente, a la Oligarquía.
    No hay camino fácil. Los príncipes azules no existen.
    Lo siento.

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