«Sumando Podemos» Vs «Claro Que Podemos»: diferencias clave

Vamos a hacer un análisis diferencial entre las dos principales propuestas en liza para organizar PODEMOS como partido. Por un lado tenemos el borrador «Sumando Podemos» (SP), resultado del acuerdo entre más de 30 equipos proponentes, y por otro lado tenemos el borrador de la promotora «Claro Que Podemos»(CQP) (o «Equipo Pablo Iglesias»).

La clave está en la forma de elección de los órganos del partido: consejo ciudadano, consejo de coordinación y la comisión de garantías.
El consejo ciudadano se elige por lista en CQP, en lugar de voto preferencial y directo como en SP.
El consejo de coordinación se elige a dedo por el secretario general de entre los consejeros ciudadanos (que previamente ha controlado sustancialmente gracias al efecto lista) en CQP, en lugar de por elección directa de las bases de entre los consejeros ciudadanos como en SP.
La comisión de garantías se elige en ambas propuestas de forma idéntica al consejo ciudadano, con lo cual se da el mismo efecto lista en CQP, mientras que en SP no hay efecto lista porque se elige mediante voto directo y preferencial (VUT: voto único transferible).

Conclusión: en CQP todos los órganos directivos (que podrían asumirse como el legistativo-consejo ciudadano, ejecutivo-consejo coordinación y judicial-comisión de garantías) quedan controlados por el secretario general, unificados bajo un mismo cerebro o centro de control, mientras que en SP hay diversidad y heterogeneidad en el consejo ciudadano (los consejeros no le deben su cargo al confeccionador de la lista, lo cual mejora la deliberatividad y la inteligencia colectiva), la comisión de garantías no corre tanto riesgo de ser parcial y el consejo de coordinación no está elegido a dedo por el secretario general sino que está validado directamente por las bases (con lo cual el criterio meritocrático puede funcionar sin problemas en la elección de este órgano).

Por último, a parte de la obligación preceptiva de consultar a las bases para cuestiones básicas (como programas electorales, pactos, etc), CQP presenta poderes del líder para lanzar a placer consultas plebiscitarias sin supervisión de ningún órgano (donde influye mucho en el resultado no solo lo que se pregunta, sino cómo y cuándo), mecanismos de iniciativa ciudadana con porcentajes mínimos a modo de requisito para tramitación peligrosamente elevados y por tanto probablemente bloqueantes o mecanismos revocatorios con un porcentaje tan elevado que resultan de facto inoperantes. Por su parte, SP presenta porcentajes más bajos y realistas (dado que la cantidad real de activos en PODEMOS será muy inferior al número de inscritos) para activar iniciativas de base (del tipo que sean) y plantear revocatorios para los cargos (además de un mecanismo de seguridad por el cual tan solo un 1% de las bases más el 1/3 del consejo ciudadano pueden tramitar cualquier iniciativa para llevarla a fase de consulta vinculante).

En cuanto a la estructura territorial y al funcionamiento de los círculos y asambleas ciudadanas, no hay diferencias sustanciales entre ambas propuestas. Ambas presentan una interesantísima liviandad en la estructura orgánica y la inteligente implementación de los medios telemáticos. Las claves fundamentalmente diferenciales son las ya dichas.

Ahora queda al criterio de cada cual elegir si para el asalto electoral es preferible apostar por una estructura fuertemente verticalizada y férreamente controlada por el líder, reeditando viejas formas de partido propias de la vieja política en aras de una «eficacia leninista», o si se apuesta por una estructura que integre la participación e integración real de la gente en su diversidad y heterogeneidad, asimilando lo mejor del imaginario democratista post-15M, sin que ello menoscabe la acción autónoma del «comando mediático» (Iglesias, Errejón, Monedero) que nadie en su sano juicio va a querer condicionar, y sin caer en ningún asambleísmo inoperante ni en ningún farragoso sistema de delegaciones (resulta vergonzoso observar cómo muchos intelectuales pro-promotora, a los que se les suponía rigor intelectual – empezando por el propio Monedero – están azuzando estos fantasmas «de la inoperancia impolítica» en una clara y flagrante falacia del hombre de paja).

Para ampliar detalles, se puede escuchar este reciente Politeia.

Acerca de Salva Mestre

Licenciado en Filosofía
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