El mecanismo vigente
Como vemos en el diagrama adjunto, el mecanismo de reforma constitucional incluido en el propio texto no contempla ningún procedimiento por iniciativa popular, solo por iniciativa parlamentaria. Estos procedimientos, además, requieren todos de mayorías cualificadas difíciles de conseguir, siendo, el procedimiento agravado especialmente dificultoso por el hecho de tener que incluir una convocatoria de elecciones por el medio. El procedimiento ordinario, por su parte, adolece de problemas también ya que permite la modificación sin pasar por referéndum, algo que ya ocurrió con la modificación del artículo 135.
Nuestra propuesta
Hemos dicho que uno de los objetivos debe ser tener una constitución hecha para cambiar y no para durar. Decimos esto porque partimos de la premisa de que los cambios en la humanidad son cada vez más acelerados y de que lo que hoy sirve mañana puede quedarse desfasado y fallar, o simplemente ser insuficiente. Ello implica que los mecanismos para reformar la constitución deberán ser prácticos, huyendo de blindajes parlamentarios y evitando exigir supermayorías o quórums difíciles de conseguir. No debemos crear un texto rígido e inamovible pues eso sería la receta perfecta para reproducir los problemas actuales en un futuro no muy lejano. De manera que será obligado pasar un referéndum de ratificación cada 30 años. Pretendemos, además, que la constitución sea patrimonio del pueblo y que sea él su garante último. Por ese motivo, es preciso que toda modificación de la constitución sea sometida a referéndum constitucional obligatorio. Por último, al igual que el Parlamento, el pueblo debe poder sugerir modificaciones en la constitución con plena libertad mediante el mecanismo de la iniciativa popular.
Por iniciativa parlamentaria
El Parlamento propone la reforma, el Foro Ciudadano la analiza y delibera pudiendo, opcionalmente, proponer algunas enmiendas que los organizadores podrán decidir aceptar o no o, en su defecto, una contrapropuesta. Finalmente se celebra un referéndum en el que se vota sobre la propuesta original y sobre la contrapropuesta, en caso de que esta fuera presentada. En caso de existir dos propuestas se incluirá siempre una pregunta para saber cual de los dos prefiere el votante.
Por iniciativa popular
Los ciudadanos proponen una reforma y lanzan para ello una iniciativa constitucional. Se reúnen un 1% de firmas respecto al censo en un plazo de 12 meses. Hecho esto la propuesta va al Parlamento. Este podrá presentar enmiendas que los organizadores podrán decidir si aceptar o no o podrá presentar directamente una contrapropuesta. Finalmente se celebra un referéndum en donde se vota sobre la propuesta y la contrapropuesta, caso de haberla. Al igual que en el caso anterior, si hay dos propuestas se incluirá una tercera pregunta para priorizar entre las dos. El Foro Ciudadano, como tal institución ciudadana, también podrá presentar las iniciativas populares que crea convenientes para ser aprobadas posteriormente si recogen las firmas necesarias.
Revisión completa de la constitución
Las revisiones completas dan la capacidad al pueblo de abrir procesos constituyentes siempre que quiera. Solo pueden hacerse a petición popular mediante una iniciativa constituyente. Esta iniciativa requiere un número excepcional de firmas, un 2% sobre el censo en 12 meses. Una vez reunidas la apertura del proceso se ratificará mediante referéndum. En caso de salir un resultado afirmativo se formará una Asamblea Constituyente formada por dos bloques. El primer bloque será un grupo de 500 a 1000 ciudadanos seleccionados por sorteo estratificado por edades, lugar de nacimiento y sexo que servirá para realizar unas jornadas en las que se debatirá sobre las características que deberían mejorarse. Se generará un informe con todas las mejoras o cambios sugeridos. A partir de ahí, se elegirá a un segundo grupo de constituyentes esta vez mediante un proceso electoral transparente y en el que podrán competir todo tipo de ciudadanos que tengan un mínimo de formación requerida. Serán ellos, finalmente, los encargados de sintetizar y redactar esas reclamaciones y elaborar un borrador final con todas las mejoras. Este texto final será entonces sometido a referéndum popular.
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Idea fantástica, con un poco más de voluntad y menos conformismo, podría dejar de ser una idea.