Japón está acercándose a un precipicio muy al estilo del anime del hundimiento de Japón «Japan Sinks» https://www.youtube.com/watch?v=yfys-2KA3oQ)

La economía japonesa lleva décadas de QE y de tipos bajos. El punto es que con una deuda pública del 263% del PIB, no puede subir tipos de interés. De lo contrario, el pago de interés de su deuda haría que su gobierno entrase en suspensión de pagos. Mientras US y la Eurozona estaban también con tipos bajos (periodo 2000-2018) no había problema con este delicado equilibrio.

Sin embargo, las políticas monetarias restrictivas de la FED para frenar la inflación, manteniendo los tipos de interés en EEUU elevados, en el 5-5.5% y del BCE en la zona euro, el famoso «higher for longer», están teniendo como efecto una salida masiva de capital de Japón. Así, unos tipos de interés tan bajos para los activos denominados en yenes en relación a los tipos del Euro y USA, hacen que el spread de rentabilidad entre bonos aumente, que la demanda de yenes disminuya y el yen se devalúe.

Por su parte, el Bank of Japan está interviniendo en los mercados de divisas agresivamente para defender su moneda. En el gráfico se ve claramente que el 29 de abril, cuando se llegó al cambio de 160 yenes = 1$, se produjo una brusca caída (una apreciación del yen). De momento, las autoridades de política monetaria japonesas tienen margen para dar batalla y cuentan con un colchón de reservas (de hasta 1.3 billones de USD (aprox a una España entera)).

El gobierno japonés ante esta situación tiene dos opciones.

a) Tratar de sostener el tipo de cambio, vendiendo activos extranjeros: bonos americanos, europeos, etc. Con esto controlará la inflación importada de la energía del exterior, mantendrá bajos los tipos y el desempleo. Durante un tiempo el tipo de cambio se mantendrá artificialmente elevado pero esas reservas se irán consumiendo poco a poco.

b). Dejar que el yen se valúe sin quemar las reservas de activos financieros extranjeros. Subir tipos y ralentizar la economía japonesa. Posiblemente pinchando la burbuja del índice Nikkei (cerca de su «all time high»), lo que podría tener efectos de riqueza secundarios importantes (gente perdiendo todos sus ahorros). En este contexto los precios internos subirán por la carestía de las importaciones y el malestar de los votantes aumentaría.

Los japoneses son muy orgullosos, posiblemente quemarán gran parte de sus reservas, pero creo que finalmente capitularán y devaluarán fuertemente el yen.

Hay que seguirle la pista a esto, ya que el sistema está muy frágil, y una crisis cambiaria en Japón podría acabar convirtiéndose en algo mucho más gordo.