Qué es un partido político actual y cómo funciona.

Un partido político actual es una herramienta del estado -léase de los banqueros- para controlar al pueblo. En lugar de ser una herramienta del pueblo para controlar al estado -y a los banqueros- como pretende hacer creer que es.

El funcionamiento de los partidos políticos actuales es el siguiente: las personas más activas, honradas, inteligentes y comprometidas de la sociedad se afilian a estos partidos políticos. Al principio, todo es de color de rosa: parece que pueden influir en el programa electoral y, por consiguiente, en las leyes que aprueba el estado. Pero con el tiempo, empiezan a darse cuenta de que eso sólo ocurre con cuestiones poco importantes -las que no afectan a los banqueros-. Y empiezan a preguntarse qué es lo que falla. Llegados a este punto, no necesitan mucha reflexión para darse cuenta de que el partido no es tan democrático como parecía.

Entonces llegan las bajas.

Pero algunos persisten y hacen enmiendas a los estatutos para democratizar el partido. Es decir, enmiendas encaminadas a que la mayoría de los militantes controle el partido en lugar de una minoría -sobornada por los banqueros-. Enmiendas como crear la iniciativa popular interna al partido por la que cualquier grupo de militantes lo suficientemente numeroso puede convocar referendos vinculantes. Y entonces comprueban que la minoría que controla el partido utiliza todas las malas artes imaginables e inimaginables para impedir que se reparta el poder dentro del partido. Entre esas malas artes está la de someter a votación las alternativas con voto útil.

Entonces llegan las bajas.

Pero algunos persisten. Presentan nuevas enmiendas, más adaptadas a la sociología de los que han de votarlas. Y entonces surge el acoso. Se les empieza a acusar de entorpecer al partido, de hacerlo menos potente, de debilitar el liderazgo, de ser frikis, de que necesitan cariño, de preocuparse por cosas que no interesan a nadie, de crear mal rollo, de moverse por intereses personales, de deslealtad, de dejarse llevar por el ego, de no tener en cuenta que no se puede contentar a todo el mundo, de haber confundido el partido con una ONG, de ser perfeccionistas, de ser resentidos, de preocuparse por cosas que no dan votos, de generar inestabilidad, de querer cambiar cosas que funcionan perfectamente, de hacer perder el tiempo, de fijarse en detalles insignificantes, de no tener ni idea de política real y muchas más calumnias que he ido escuchando estos días en los que se debatía cómo de democrático será Podemos o a lo largo de estos años en los que tantas personas hemos intentado democratizar partidos políticos, asociaciones, universidades y otras organizaciones.

Entonces llegan las bajas.

Pero algunos persisten. Crean grupos de militantes organizados para prevenir las malas artes de la minoría que controla el partido. Las llamadas corrientes, partidos internos, familias o sectores. Y entonces los neofascistas se quitan la careta: todo lo que defienden dentro del estado: democracia, pluralismo, derecho de asociación, derecho de sindicación, derecho a crear partidos políticos, respeto a las minorías o el derecho de todos a presentarse a las elecciones pasa a ser considerado una rémora si se aplica dentro del partido. Aseguran que las corrientes son divisiones que debilitan, que las minorías deben guardar silencio para no entorpecer el liderazgo, que las únicas agrupaciones de militantes que se deben hacer públicas son las territoriales y las sectoriales, que las elecciones internas suponen bronca, división, enfrentamiento, jaula de grillos y pérdida de votos. Además, los periódicos contrarios a la democracia así lo cuentan.

Entonces llegan las escisiones.

Se crean nuevos partidos. Pero estos nuevos partidos en lugar de crearse con un modelo diferente -respetando a las minorías- vuelven a caer en los mismos errores. Perdón, de errores nada, que siempre hay dirigentes -sobornados por los banqueros- defendiendo la coordinación (los miembros natos), la estabilidad (los sistemas electorales mayoritarios), el liderazgo (la concentración de poderes), la marca (el centralismo) y cuando no tienen más remedio que hacer algo diferente para justificar que son un partido diferente, consiguen que sea ineficaz. Por ejemplo, si el nuevo partido reconoce el derecho de los militantes a convocar referendos mediante la recogida de firmas, ponen un número de firmas tan alto que solo el líder podría ser capaz de reunirlas.

Y finalmente llegan las coaliciones, confederaciones y fusiones de partidos.

Con ellas se cierra el círculo vicioso porque su funcionamiento suele ser menos democrático todavía, pero ya lo explicaré otro día.

Acerca de Miquel Villamon

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3 respuestas a Qué es un partido político actual y cómo funciona.

  1. Pingback: Qué es un partido político actual y cómo funciona (opinión)

  2. Ocol dijo:

    ¡Buen texto!
    Has explicado más que bien el funcionamiento de los partidos políticos, pero no sólo los actuales. Estas cosas ya las decía Robert Mitchells hace muuuucho tiempo («Los partidos políticos», 1915).
    Muy recomendable el libro. Dejo este enlace para abrir boca:
    http://ciudadanoenblanco.blogspot.com.es/2014/07/partidos-politicos-democracia-error_17.html

    Lo de Podemos estuvo condenado desde el principio. Desde el mismo momento en el que se optó por presentar una candidatura basada en un liderazgo unipersonal mediático.
    Una vez consolidado el líder por los buenos resultados, una vez cargado el partido de seguidores de ese líder, ¿cómo va a ser posible redirigir su rumbo?
    Llegado ese punto, el líder tiene el poder. Un poder cuasi-absoluto que le da el control mediático sobre las mayorías de seguidores de su partido. El líder expresa su voluntad, y los seguidores votan lo que el líder quiere. Y obviamente, ese líder ya consolidado no va a aceptar un modelo organizativo democrático que le prive del poder que tiene, sino que dotará al partido de un modelo organizativo acorde con lo que es y siempre fue: un partido basado en un liderazgo unipersonal mediático.

    Democracia y liderazgo son excluyentes entre sí. No puede haber una si existe lo otro.
    Espero que muchos de los que creyeron ver en Podemos la solución a algo, en unos días, cuando termine ese paripé de proceso constituyente que están teniendo, al menos hayan aprendido esa lección.

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  3. jay dijo:

    Muy buen articulo.

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