Este gráfico de la trayectoria de contagios acumulada de Italia y España, muestra que si bien fuimos unos días por detrás en el comienzo de la pandemia, les pasamos a comienzos de abril y mantuvimos distancias hasta junio, desde julio la divergencia se ha vuelto brutal.
Esa divergencia no está provocada por causas estructurales invariantes en el tiempo tipo distribución de riqueza, la descentralización, el civismo, la densidad de población o hacinamiento, ya que esas variables cambian lentamente y son similares entre ambos países. Las condiciones iniciales post-confinamiento tampoco parecen importantes. Unos 40-50 días después del desconfinamiento (nosotros salimos el 10 de mayo y ellos el 17), teníamos el mismo diferencial entre países que en las fechas de la desescalada de mayo, por lo que no habría cambiado mucho alargarlo hasta final de mayo. Sin embargo, a partir de la segunda mitad de junio, las curvas comienzan a separarse hasta que la brecha se hace gigante y en 3 meses acabamos acumulando 400 mil casos detectados más que ellos.
¿Qué es lo que ha pasado en este período?
Mi hipótesis es que son elementos de gestión los que marcan las diferencias:
(1) Contratación de rastreadores y vigilancia epidemiológica. Ellos dejan la ratio en 1 o 2 rastreadores por cada 10 mil habitantes y saben adscribir el origen de la mayoría de brotes. En España, la ratio de rastreadores en muchos sitios sigue a menos de 0.5 por 10 mil habitantes. Esto es MUY importante cuando tienes niveles bajos de transmisión para seguir dejándola en un nivel bajo. Puesto que este virus se propaga en oleadas muy asimétricas (de modo que una persona puede infectar a muchísimas más mientras que muchas infectadas contagiar a muy pocos), si no detectas muy bien los eventos de supercontagio cuando hay pocos casos, al tiempo se produce un efecto “bola de nieve”, los brotes se remezclan y se descontrola.
(2) Restricciones a tiempo y apropiadas. Aunque las mascarillas en espacios abiertos algo hacen (en Italia no son obligatorias salvo en espacios cerrados), dado que la transmisión es mucho más probable en espacios cerrados que al aire libre; lo importante es no permitir aglomeraciones en espacios cerrados. En esto hemos fallado.
En España el cierre del ocio nocturno se produce cuando ya estábamos con un volumen de casos casos diarios 10 veces más alto. En Italia cierran el 17 de agosto con 450 casos, nosotros el 14 con 5500. En el transporte sucede algo similar. Ellos han mantenido los transportes públicos a capacidad baja, para respetar las distancias y evitar densidad. En España no.
(3) Control de fronteras y casos importados. Por ejemplo, en Italia se establecen puestos de testeo en los parkings de los aeropuertos, lo que permite mantener el nivel de casos importados bajo sin que se te desmadre. Alternativamente si vas allí, estás obligado a presentar un test realizado en las últimas 48 horas, con un resultado negativo en función del país del que vengas. Esto es así, al menos desde mediados de agosto. Y aunque este factor sea posiblemente una causa menor para explicar la brecha ya que la divergencia comienza antes, seguro que ha contribuido en el último mes y medio.