Saigón

SaigonCada día que pasa más y más gente pasa de la indignación a la ira y el odio más visceral que se pueda imaginar. Cabe preguntarse si ese odio no terminará por estallar de alguna forma. Merodeando por la red cacé un comentario recurrente pero no por ello menos esclarecedor del sentir actual: «que se anden con ojo cuando todo pete, porque más de uno va a acabar criando malvas, y lo primero que hay que ocupar son los aeropuertos y las fronteras para que no salgan de aquí».

Pues sí, el cóctel que se está preparando en este país es de una toxicidad letal. Tenemos un gobierno prepotente y distante, totalmente aislado de la sociedad. Ajeno a su sufrimiento que día sí día también condena a su pueblo a nuevas dosis de dolor. Sin embargo, ellos, siguen ahí privilegiados. Herederos del pasado, los mismos apellidos de siempre, siempre bien colocados. Como es natural. Como si aquí no pasase absolutamente nada, ya lo dice la defensora del pueblo, Soledad Becerril, que no se percibe ninguna desafección contra nuestro sistema político, malllamado democracia. Es esta sordera y absoluta incapacidad de empatía la que les lleva a condenar a la PAH como si de un grupo terrorista se trataran, la que les lleva a acusar al pueblo de usar la violencia contra ellos cuando la policía que ellos manejan usa la violencia a diario contra el pueblo, para desahuciar, para reprimir con una dureza como no se había visto desde que se fueron «los grises». Pero algo falla en Matrix y están nerviosos. Sus canales de desinformación masiva llevan tiempo cortocircuitados, les molesta el «ruido» de la red, que otros ciudadanos atenten a su honor al criticar las salvajadas que cometen.

Defienden a banqueros y a los grandes intereses corporativos capitaneados por esas grandes empresas del IBEX procedentes de la privatización de nuestras joyas de la corona para mayor gloria de sus amiguetes y familiares. Qué bien les recompensan al finalizar su andadura política con suculentos puestos en los consejos de administración. Desde luego, estos nunca pasarán hambre. Pero, repito, algo falla en Matrix y eso les preocupa seriamente. Es como una nube que se cierne en el horizonte aunque aun parece lejana. Es la lógica del estado corrupto. Este no va a dejar de ser lo que es por mucho que la situación esté mal. Intentarán aguantar.  Y así, ni Ana Mato, ni Cospedal, ni Camps, ni el mismo Rajoy han dado explicaciones sobre sus vinculaciones con la trama de corrupción gurteliana. Sienten que están por encima, no tienen que dimitir pues dimitir sería reconocer la culpa. Se basan en la teoría del dominó según la cual, si empiezan a ceder ya no podrán evitar el derrumbe de todo el castillo de naipes. Así pues deben aguantar, por su bien y por el bien del país. Por que el chaparrón creen que pasará y que luego ya nadie se acordará. En realidad esperan ese deus ex máquina salvador que les permita levantarse un día, mirarse al espejo y suspirar dando gracias a Dios porque tan solo fue una pesadilla.

Pero ese no es el escenario más probable ¿no? Cuando pienso en la teoría del dominó me viene a la mente la justificación que dieron los norteamericanos a su pueblo para apoyar el envío de tropas a Vietnam y evitar así una reunificación que parecía inevitable tras la descolonización francesa. Esa tesis llevó a una guerra cruenta y la teoría que la justificó se demostró absolutamente falsa, tan falsa como lo fueron las armas de destrucción masiva de Sadam Hussein.

Pienso que la España que ahora defienden con uñas y dientes, esa España que de siempre han creído suya, se parece mucho a ese Vietnam del Sur decadente, que se aguantaba por los pelos, deshaciéndose por todos los costados. Como ese régimen, el nuestro caerá de golpe, y pillará a muchos desprevenidos. Creo que cuando eso ocurra puede que aeropuertos como los de Barajas se conviertan en ese Saigón de los últimos días, refugio para quienes acudían a la embajada americana, tratando de abandonar el país y salvar su pellejo. En nuestro caso, las colas serán más discretas pero se harán en los mostradores de facturación de equipaje de los aeropuertos. Se llenarán de banqueros, políticos y directivos de alta cuna. Básicamente todos los beneficiados por el régimen, herederos de las castas tardofranquistas y de la transición. Traidores a su pueblo, ladrones de lo público. Gentuza de la peor calaña, que hace no mucho se consideraba como gente de bien y que ahora ya no puede salir a la calle sin ocultarse tras los vidrios ahumados de su coche blindado. Pagado por todos nosotros, como es natural.

Será Saigón cuando la plebe a la que tanto han despreciado asuma ciertas cuotas de poder. Cuando pueda empezar a imponer medidas contra ellos. Porque cuando eso pase, creedme, venganza será la primera palabra pronunciada. Ajustar cuentas con la casta será la cuestión nacional, congelaciones de pasaportes, anulación de las leyes de amnistía fiscal, de la prescripción de los delitos de fraude y corrupción. Todo retroactivamente por supuesto, porque de lo que se tratará es de que no se vayan de rositas. Ni uno solo, señores, porque de aquí no se irá nadie sin que devuelvan lo robado. Así de claro lo digo.

Acerca de Víctor García

Licenciado en física, máster en física computacional y posgraduado en técnicas cuantitativas para los mercados financieros. Ha trabajado como personal docente investigador en la UPC y como técnico de banca en una gestora de fondos de inversión. Actualmente interesado en la transición energética y en encontrar nuevas formas de gobernanza colectiva que permitan el ejercicio de una soberanía popular real así como por la modelización basada en agentes, la vida artificial y el aprendizaje automático.
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Una respuesta a Saigón

  1. Pavel dijo:

    Víctor, a través de tus palabras observo un grado de indignación similar al mío, pero tal vez por la edad, -ya he pasado al pelotón de los presuntamente amortizados-, se que la rabia obnubila y enturbia las ideas, y nos hace creer que los deseos vehementes puedan convertirse en realidad..Nada más lejos de ello; es precisamente con la cabeza fría y tú lo sabes sin duda alguna, como se consiguen alcanzar los más difíciles objetivos.

    La masa enardecida podía conseguir sus propósitos revolucionarios cuando estaba muy lejos aún Edward Bernays y sus muy acertados estudios de la conducta social de las masas… la tecnología más sofisticada no estaba asociada a la represión masiva, y la fuerza bruta era patrimonio de los pueblos exaltados por las injusticias y tropelías de las que eran objeto.

    ¿A qué crees que se debe esa conformidad y apatía de los ciudadanos de este país cuando están siendo objeto de ellas, como en este momentos está sucediendo?

    He descubierto tu blog hace unas horas y ya puedes considerarme un incondicional del mismo.

    Un cordial saludo

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