PODEMOS y la inteligencia leninista: la Democracia como éxito

El congreso fundacional de Podemos acaba de tener lugar en Vistalegre, Madrid. Ahora empieza una semana de votaciones para elegir los principios organizativos (y éticos y políticos) sobre los que se estructurá Podemos como partido político. La promotora (Pablo Iglesias, Iñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, Carolina Bescansa y Luís Alegre) ha propuesto su borrador Claro que Podemos al que se le contrapone el borrador Sumando Podemos (fruto del consenso de más de 30 equipos diferentes).

No parece que el repliegue de la promotora de Podemos en una reedición algo mejorada de la forma partido propia del régimen del 78 sea por miedo a la democracia, sino por miedo a la pérdida de control desde una óptica leninista. No hay motivo para temer al leninismo (entendido como forma de organización vertical y centralizada en pos de la eficacia revolucionaria). De hecho, es parcialmente necesario. La problemática es de un orden mucho más pragmático que todo eso: ¿va a funcionar no encarnar organizativamente el espíritu 15M del cual se reivindica filiación, siendo que adyacentemente el grueso del discurso Podemos emerge del nuevo relato que el 15M instaura? ¿O se va a tener que bregar contra el aroma de ser un PSOE 2.0 en lugar de avalar la opción rupturista con la carta de presentación, más potente incluso que cualquier programa, de encarnar en uno mismo el horizonte constituyente que parece definirle?

Un leninismo inteligente hoy en día pasaría por encarnar el discurso democratista en lugar de tan solo jugar a revestirse de su apariencia. Y si no se entiende, por parte de la promotora, que este planteamiento es completamente pragmático será que quizá no se quiere entender (lo cual asombra, dado el nivel intelectual de los interlocutores). Otra cosa es que se esté de acuerdo o no, pero distorsionar el discurso rival ejecutando burdamente la falacia del hombre de paja no es, cuanto menos, elegante (sobretodo entre afines).

Por supuesto que se trata de tomar el poder, el poder de transformar la realidad política y económica del país. Hay quienes piensan que hay una forma más fácil y eficaz de conseguirlo que lo que está proponiendo ahora Pablo Iglesias y su equipo. Quizá con su gesto se siga consiguiendo, pero quizá, por desgracia, costará más y quizá, por desgracia, no se llegue tan lejos.

Un leninismo inteligente en el contexto actual, para colonizar la forma-partido desde el movimiento ciudadano que se ha levantado en España, debería contar con un «ejecutivo» independiente y operativamente autónomo (el «comando mediático» tal como lo denomina el filósofo Juan Domingo Sánchez Estop), con mecanismos de democracia directa por iniciativa desde las bases (cuya función principal es más de marcaje simbólico de límites que de constante intervencionismo indiscriminado), con el principio de una persona un voto (nada de peso decisorio a asambleas presenciales ni círculos más allá de su propio ámbito y, además, con votaciones no circunscritas a la presencialidad), con liviandad en la estructura (sin sistema de delegados), con un sistema de elección plural y no faccionalista (VUT en lugar de listas, aunque sean abiertas), con sorteísmo al menos parcial para integrar la inteligencia colectiva de forma eficaz en el Consejo Ciudadano (órgano colegiado con funciones “legislativas”), etc. Estas cosas estaban contenidas en la propuesta organizativa Profundización Democrática y lo están ahora en la propuesta Sumando Podemos. No hay horizontalismo alguno en estas propuestas, sino pluralidad, integración e inteligencia táctica para encajar el papel del «comando mediático».

La idea de la propuesta organizativa Sumando Podemos no es diluir la figura del «príncipe maquiavélico» Pablo Iglesias (el «comando mediático» es imprescindible) sino la de instaurar una tensión creativa entre «príncipe» y plebe/multitud que permita encarnar organizativamente el horizonte constituyente que define a Podemos en su propio ADN como emergencia dentro de un contexto post-15M. Esto, en sí mismo, sería una inmejorable propuesta incluso «programática», en el sentido de que podría tener incluso más peso que el propio programa (que como se sabe, no tiene «tanta importancia» – cf Lakoff) de cara al asalto electoral. Podemos tiene y tendrá mucho voto prestado y transversal, y demostrar una profunda democraticidad en la propia organización interna eliminaría suspicacias y favorecería mayorías electorales.

Por eso el repliegue leninista, motivado por el miedo a la pérdida de control, en un gesto que reedita la forma partido usual dentro del régimen 78, es un paso atrás que, de prosperar, cabrá esperar que no suponga mucho lastre (sería un daño a intentar minimizar).

En cuanto al liderazgo de Iglesias es insensato pensar que peligra en caso de que su propuesta organizativa no salga elegida, ya que su «sutil» coacción de retirada tiene todos los visos de ser un farol inmenso. Aquí nadie sobra y todos tenemos la responsabilidad de arrimar el hombro, porque la que tenemos liada es demasiado grande como para que nadie deje de estar donde le corresponde. Y esto lo sabemos todos.

Acerca de Salva Mestre

Licenciado en Filosofía
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3 respuestas a PODEMOS y la inteligencia leninista: la Democracia como éxito

  1. ¿Podríamos copiar este artículo y pegarlo aquí?: http://www.podemosarousa.info/index.php/es/rexeneracion-democratica.html

    Obviamente, linkado al original y con los créditos correspondientes del autor/autores.

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  2. Sí claro. Saludos.

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  3. Pingback: Podemos y el recomienzo del marxismo | Aberriberri bloga

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