¿Elección directa de alcaldes? Solo si es con voto único transferible (VUT)

El Partido Popular ha lanzado al aire una propuesta: la elección directa del alcalde. No queda claro si el alcalde ha de ser el de la lista más votada o si se ha de elegir en un proceso separado a la elección de los concejales. Como nos tememos lo peor, queremos analizar este posible fraude democrático a menos de un año de las próximas municipales. Dado que sabemos que esto es un globo sonda para ver como reaccionamos, vamos a aprovechar para proponer una reforma alternativa para dejar claro que hay otras maneras de hacer las cosas, no solo las que se nos muestran en los medios de comunicación del establishment.

El hecho de que los alcaldes puedan ser elegidos por mayoría simple (los de la lista más votada) es una aberración porque empeora el sistema actual desde un punto de vista democrático, pues podría obtener la alcaldía una fuerza que tuviese un rechazo mayoritario. Es decir, que abre la puerta a que grupos minoritarios, pero bien organizados, puedan imponerse de forma absoluta a la mayoría de los ciudadanos. Un sistema así se llama mayoritario porque otorga mayorías de gobierno, sí, pero sin que por ello esas mayorías se correspondan necesariamente con la mayoría social. Podría ocurrir en muchos pueblos y ciudades lo que ya ocurrió en Guipúzcoa con la ilegalización de los partidos abertzales. En ese caso hubo algunos pueblos gobernados por el PP pero con amplia mayoría social abertzale; todo un despropósito democrático se mire por donde se mire. Y ahora piensen que situaciones como esa podrían ocurrir por toda España. Dar la alcaldía a la lista más votada, como se sugiere en la prensa del régimen bipartidista, no es solo poner de alcalde a su cabeza de lista sino también otorgarle una prima de concejales suficiente que le de mayoría absoluta, algo parecido a los 50 escaños que se le dan al ganador en las elecciones generales de Grecia. Si a eso le añadimos la idea de reducir el número de concejales queda todo dicho, tendríamos muchos ayuntamientos gobernados por mayorías parlamentarias formadas a partir de una minoría de votos y con oposiciones comparsa, sin poder de fiscalización alguno.

Sería todo un paso atrás. Solemos decir que no estamos en democracia, sino en un sistema representativo, que no es lo mismo. Pero es que, ante una ley así, la poca representación que hay se la cargarían del todo. Estamos ante toda una declaración de intenciones de imponer mediante su mayoría absoluta una ley ad hoc para mantener a la casta parásita y corrupta y a las élites organizadas. Está claro que este movimiento no quiere más democracia; lo que quiere es apuntalar el régimen usando como pretexto la necesidad de reformas en el sistema. (Esto lo explicaba en Estrategia general para lograr el cambio político y sistémico).

Todo esto viene de que tras las europeas han visto cómo la ciudadanía se está organizando y cómo la barrera legal del 5% para poder obtener representación va a ser claramente franqueada en casi todos los municipios haciendo que el voto útil al bipartidismo sea cada vez más innecesario. De ahí el ansia por hacer más mayoritarios los sistemas de elección, porque estos son los que más fomentan el voto útil. Quieren devolver a la fuerza al elector al redil bipartidista de donde nunca debió salir.

Hablan de regeneración en vacío, porque el cambio que proponen, la elección directa del alcalde, ni es urgente ni debería hacerse sin la participación popular. Desde Sistema en Crisis siempre hemos defendido que las reglas del juego democrático deben ser cosa de los ciudadanos, es la gente quien debe decidir las reglas a las que se someterán los poderes públicos sin que estos puedan modificarlas a voluntad abonando el terreno para el abuso de poder y el autoritarismo. No proponen mayor proporcionalidad, ni rebajar la barrera legal, ni separación de poderes, ni mecanismos de control y rendición de cuentas. Una reforma interesante podría ser darle al alcalde poderes y funciones distintos a los del consistorio y entonces sí tendría sentido elegirlo por un procedimiento distinto y justo y no por mayoría simple. En ese caso los concejales no podrían designar ni derogar al alcalde; a lo sumo podrían promover, igual que cualquier ciudadano, una recogida de firmas para realizar un referéndum revocatorio, pero nunca cercenar la voluntad popular ejercida de forma directa. Ello implicaría discutir ampliamente sobre la necesidad y la naturaleza de la separación completa de poderes y funciones a nivel municipal, lo que requeriría un debate sereno en el que los ciudadanos deberían poder ser partícipes decisivos del mismo. No hay prisa, basta esperar a abrir un proceso constituyente pasadas las elecciones legislativas de 2015.

Ante ese pucherazo evidente, muchos están señalando que la reforma estaría bien siempre que se respetase la proporcionalidad en el número de concejales y se añadiese una segunda vuelta en los casos en que no hubiese mayoría absoluta. Estoy de acuerdo en que esa alternativa es claramente mejor que la elección por mayoría simple, pero no deja de ser un parche para subsanar la aberración anterior. Que lo hagan así en Francia, muy amantes de las segundas vueltas, no significa que sea lo mejor. De hecho, en Francia se han dado anomalías sonadas como la segunda vuelta entre Chirac y Le Pen que ilustran bien las deficiencias del sistema a dos vueltas. La crítica en Francia al sistema representativo emplea los mismos argumentos que aquí por lo que no tiene sentido imitar a quienes están, en el aspecto político, igual de mal que nosotros.

Se machaca con que la pluralidad es mala, se cuentan horrores de los pactos entre diversas fuerzas como si la mayoría absoluta fuese un escenario mejor. Sin embargo, el multipartidismo, con todos sus defectos, siempre será un escenario mucho más favorable para el buen gobierno que el absolutismo de un solo partido en el gobierno. Y lo prueban la calidad de las leyes y medidas aprobadas en uno y otro escenario. Mientras que en el primero deben ser consensuadas y se tiende a escuchar más a las bases y a la gente, en el segundo se suelen imponer por decreto y desoyendo en numerosas ocasiones el deseo mayoritario no ya de la gente sino de sus propias bases. El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente, deberían saberlo. No creemos que este debate sea ahora necesario, sabemos que es más bien oportunista pero aceptamos el órdago y plantearemos una alternativa que el ciudadano medio no podrá rechazar.

¿Porqué un sistema a dos vueltas no es óptimo?

Pues muy sencillo, porque normalmente hay más de tres opciones. Si solo hubiese tres, sería justo; pero habiendo más de tres puede ocurrir que la segunda y tercera opción queden muy cerca en votos y que los votos al resto de opciones minoritarias pudiesen decantar la balanza en favor de la tercera en vez de la segunda. Es decir que el criterio de ordinalidad no tiene por qué coincidir con el criterio de proporcionalidad. La democracia no debe obedecer a la ley de «el ganador se lo lleva todo»; eso significa seguir promoviendo mayorías absolutas que, precisamente, son las que han facilitado la corrupción y el abuso de poder. Nos quejamos de que el sistema electoral en las generales es cuasimayoritario y que debería ser más proporcional y ahora resulta que en las municipales, que junto a las europeas son de las elecciones más proporcionales que tenemos, vamos a resignarnos a que se vuelvan más mayoritarias. No caigamos en esa trampa y si pedimos un cambio que sea realmente innovador y que no rompa el principio de proporcionalidad.

Veamos pues cómo podemos replantear la idea sin caer en el error de pedir segundas vueltas a remolque de sus peregrinas ocurrencias. Repetir elecciones implicaría, además un coste añadido sin que eso mejorase la representación que ya tiene el sistema actual. En cambio, el VUT extrae toda la información necesaria y de forma mucho más precisa y democrática en una sola votación.

 

Elección de alcalde mediante VUT (voto único transferible)

El VUT, también conocido como segunda vuelta instantánea, es un sistema de votación preferencial. Esto significa que el elector ordena a los alcaldables por orden de preferencia. La libertad que tiene el votante es total, porque puede ordenar a todos los candidatos, nombrar solo uno si solo quiere a ese, u ordenar a los que le interese excluyendo a quienes no desee en ninguna circunstancia. En todo caso, el orden es crucial y determinará el resultado global de la votación.

El VUT funciona muy bien para sistemas de elección de un único ganador, por lo que, para la elección de un alcalde, estaría perfectamente indicado. Como ya se ha dicho, en un único recuento se puede extraer más información que se obtendría si se hiciera una segunda vuelta. De hecho, el resultado va a ser mucho más preciso y va a evitar que muchos votos se pierdan, combatiendo así el tan temido voto útil (también llamado voto a regañadientes o con la nariz tapada).

Ya hemos elegido al alcalde. ¿Y el resto de concejales que?

Ya hemos dicho que el VUT funciona mejor para elecciones de un único ganador, así que, para el resto de miembros del consistorio se seguiría procediendo «as usual», votando las listas y distribuyéndose los concejales proporcionalmente al número de votos recibido por cada lista. El votante elegiría por una parte su lista preferida y luego marcaría sus preferencias a alcalde con sus segundas y terceras opciones caso de que las tuviera.

De alguna forma, añadir el VUT para la elección directa lo que haría es dar al pueblo la posibilidad de condicionar los pactos postelectorales ya que la proporción de concejales de cada fuerza se seguiría definiendo a partir del voto por listas. Como vemos, esta sí sería una reforma que no solo no conllevaría una merma democrática sino que añadiría valor a las elecciones municipales. Naturalmente no es en esto en lo que están pensando pero creo que merece la pena plantear la alternativa democrática a su alternativa oligárquica para empezar a combatir sus propuestas con ideas realmente superiores y que hagan pensar que las cosas no tienen porqué ser necesariamente así como ellos las proponen si lo que queremos es elegir directamente al alcalde. Que se sepa que si se quiere, se puede hacer mejor de otra manera.

Vale bien pero, ¿cómo funciona el dichoso VUT?

VUT no es realmente una doble vuelta instantánea sino un sistema iterativo a «n» vueltas tantas como candidatos haya. Y todas esas vueltas son, eso sí, instantáneas, ¿se puede pedir más? Lo mejor para entender el VUT es poner un ejemplo sencillo.

Pongamos un caso sencillo con 4 candidatos a alcalde A,B,C y D

A 120 votos
B 90 votos
C 85 votos
D 20 votos

En la primera ronda se elimina a D que claramente es el menos votado. Los 20 votos de D no tienen por qué perderse, aquellos votantes que hayan colocado en segunda opción a A, B o C se suman.

Entonces la segunda ronda en nuestro ejemplo queda así

A 122 votos
B 93 votos
C 94 votos

6 votos se han perdido porque solo votaron a D y 14 se han aprovechado porque introdujeron segundas opciones. Como vemos ahora C adelanta a B ya que ha recogido más votos de D.

Ahora vamos con la segunda ronda y resulta que es B el que queda eliminado en contra de lo que parecía en un principio así que la disputa final se libra entre A y C. Si hubiese sido por segunda vuelta habría sido entre A y B. Este ejemplo pretende ilustrar cómo el resultado en el VUT es mucho más preciso que el de la doble vuelta, especialmente cuando las segundas opciones están bastante igualadas en votos, cosa que en las próximas municipales se puede dar mucho.

La segunda ronda ha eliminado a B y ha dejado a C y a A. Ahora hay que mirar los votantes de B y sus segundas opciones. Resulta que de sus 90 votos 80 van a C en segunda opción y 5 a A. Respecto a los 3 votantes de D que habían colocado a B como segunda opción miramos su tercera opción y vemos que todos habían colocado a C. Esto son 83 votos extras para C y 5 más para A quedando la cosa así.

A 127 / C 177

Esto significaría que el alcalde preferido por la mayoría de habitantes del pueblo sería el tercero más votado como primera opción en este caso. Es algo posible y debe tenerse en cuenta si se quiere que el sistema sea realmente justo.

Es posible que muchos digan que es un poco complicado el recuento. Sí, efectivamente, pero la precisión tiene un precio y, en cualquier caso, no es algo que un ordenador no pueda hacer en un instante una vez introducidos correctamente los datos oficiales del recuento.

Conclusión

Ante todo, somos conscientes de que el VUT no es la panacea ni va a resolver los auténticos problemas de falta de democracia que tiene este país. De hecho, desde aquí reivindicamos niveles democráticos mucho más amplios que el propuesto y lo que planteamos en este arítulo no es más que una contrapropuesta para contrarestar las ideas que están surgiendo a raíz del globo sonda y de unos medios afines que están reduciendo el debate a mayoría simple o doble vuelta.

Nosotros entendemos que el papel del ciudadano ha de ser más activo y no limitarlo a ser un convidado de piedra y reducir su acción al voto a representantes. La participación popular se puede articular en forma de consejos ciudadanos, referéndums e inicitivas ciudadanas para poder ejercer, desde abajo, un control permanente de las instituciones. Debe ser a nosotros a quienes rindan cuentas no cada cuatro años sino cada día del año; debemos ser nosotros quienes manejemos los tiempos electorales y no ellos quienes puedan adelantar a su antojo las elecciones o quienes puedan modificar las regulaciones electorales. La sola idea de que el PP pueda cambiar la ley electoral que regula las municipales, por su cuenta, ya pone los pelos de punta y deja claro que el sistema no es una democracia, puesto que el pueblo sigue a merced de los caprichos de un poder ajeno a él y que trata de perpetuarse a toda costa.

Acerca de Víctor García

Licenciado en física, máster en física computacional y posgraduado en técnicas cuantitativas para los mercados financieros. Ha trabajado como personal docente investigador en la UPC y como técnico de banca en una gestora de fondos de inversión. Actualmente interesado en la transición energética y en encontrar nuevas formas de gobernanza colectiva que permitan el ejercicio de una soberanía popular real así como por la modelización basada en agentes, la vida artificial y el aprendizaje automático.
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11 respuestas a ¿Elección directa de alcaldes? Solo si es con voto único transferible (VUT)

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  2. A Rivero dijo:

    Para los concejales lo que haria falta seria un metodo de d’Hondt anidable, primero repartiendo entre coaliciones, y luego cada coalicion se reparte los concejales. ¿Igual el VUT podria tambien determinar que coaliciones se emplean para el reparto?

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  3. santaklaus dijo:

    Veo que no entendeis nada: estos significa, sencillamente, “el alcalde del PP, la oposición de la izquierda. Y aquí se hace lo que yo digo que para eso tengo mayoría absoluta”.

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  4. pepe dijo:

    Por favor resuélveme dos problemas :
    1. La toma de decisión pública : ¿Dónde limita la delegación de soberanía en la alcaldía , el pueblo soberano ? ¿ Podría ser el caso de que la alcaldía /presidencia decretase el destino de todos los recursos públicos por ejemplo a … educación ?
    2. El control del desarroyo de la decisión pública. ¿Cómo el pueblo soberano va a poder ejercer su tal soberanía a lo largo de cada día , de todos los días , de cada legislatura ? ¿ Podría la alcaldía /presidencia destinar en un proceder original y fantasioso , continuo en el tiempo , a p.ej. dedicar el retén de bomberos a labores de adecentamiento de jardines ; poner un guardia municipal en cada paso de peatones para orientar a viandantes ; dar puestos de trabajo a una supuesta oposición , o a sus familiares , claro etc .?
    Es que mi gran problema teórico es el de la soberanía , no el de la representación .
    Gracias.

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  5. Correcto, como ya hemos señalado el VUT no resuelve ese problema. El VUT solo es un sistema de elección de representantes.

    Para ejercer esa soberanía popular desde abajo que reivindicas tú hay diversos mecanismos que podrían implementarse.

    Consejos ciudadanos rotativos a modo de jurados populares para la rendición de cuentas y para la tramitación de iniciativas ciudadanas. También deberían poder vetar si hubiese una mayoría cualificada suficiente lo que se decidiese en el consistorio o parlamento. Este para mí es el método más potente ya que permite que una parte de los ciudadanos, siempre distinta, esté al tanto de primera mano de lo que pasa en el ayuntamiento y pueda tutelarlo de forma constante y permanente.

    Iniciativas ciudadanas (legislativas, revocatorias, …) recogidas de firmas pero con capacidad de ir más allá sin depender del beneplácito de sus señorías los representantes electos.

    Referéndum de iniciativa (para validar las iniciativas ciudadanas)

    Referéndum facultativo (para vetar las iniciativas parlamentarias)(

    Referéndum obligatorio (cualquier cambio en la ley electoral, constitucion o regulación del marco electoral, adelanto de elecciones, lo que sea debería someterse a referéndum siempre)

    Presupuestos participativos, nuevamente aquí entra en juego el consejo ciudadano que debería regular y velar por que esa participación fuera realmente efectiva y no una mera fachada vacía.

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  6. El voto aprobatorio es mucho más simple e igual de eficiente. Con el VUT se puede provocar que un candidato de consenso sea el primer eliminado. O sea, 35% vota A, pero si no se queda con el de consenso. 30% vota B, pero si no, se queda con el de consenso. 25% vota C, pero si no, se queda con el de consenso. El 10% vota directamente al candidato de consenso. Ese, que sería el que crearía menos conflicto, es el primer eliminado.

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  7. El voto aprobatorio tiene un problema, es mayoritario puro, es decir que puede darse el caso de que gane alguien con menos del 50% de los votos y que sea rechazado por el resto. Como bien dices el VUT promueve la elección de candidatos de consenso. Yo lo veo más justo que no que gane simplemente el más votado que es justamente de lo que nos estamos quejando. Algo que cercena el pluralismo y lo que es peor, en municipios muy plurales en donde el más votado no llegue ni al 30% como es el caso de Barcelona es mucho mejor hacerlo así.

    Además el VUT permite que no se pierdan votos algo que con el voto aprobatorio no se puede evitar creo. En el VUT siempre puedes poner segundas y terceras opciones para que tu voto se aproveche.

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  8. Ocol dijo:

    Muy buen análisis, coincido contigo prácticamente en todo.

    Como curiosidad, el VUT, aunque sea mejor que el método a doble vuelta, puede fallar también y dejarnos sin el candidato de consenso. Por ejemplo, con 3 candidatos, si el de consenso es el menos preferido como principal (caso típico de dos partidos opuestos mayoritarios y uno tercero alternativo pero menos fuerte mediáticamente), falla también el VUT porque este es eliminado y la elección acaba siendo entre los dos extremos. Lo mismo ocurre con el de doble vuelta.

    Por mejorarlo, podría introducirse un VUT en tiempo real, para que los electores, sobre la marcha, pudieran echar a un alcalde nefasto o simplemente mal elegido por fallo del método.

    Pero vamos, a nivel municipal, para mí la solución es clara: toma de decisiones por democracia directa, en asambleas o consejos ciudadanos temáticos y territoriales, cambiando concejales por gestores que desarrollen las decisiones de los ciudadanos y el alcalde por un dinamizador/gestor político que organice y gestione los órganos ciudadanos.

    Un saludo,

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  10. Helloo nice blog

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